Nueva York. (EFE).- El codiciado y soñado ‘grand slam’ número 24 ya está en la vitrina de Novak Djokovic.

El genio serbio venció este domingo en la final del Abierto de Estados Unidos al ruso Daniil Medvedev y conquistó así su vigésimo cuarto ‘grande’, con lo que igualó el legendario récord de Margaret Court.

En una trayectoria mayúscula repleta de cifras y logros impresionantes, el ‘grand slam’ número 24 aparecía para Djokovic como algo casi utópico, una especie de Santo Grial.

De 36 años, el balcánico estaba empatado hasta hoy con Serena Williams- quien nunca consiguió llegar a las dos docenas de ‘grandes’ por mucho que lo intentó- como el tenista hombre o mujer con más ‘grandes’ en la Era Open.

Pero ahora Djokovic, que celebró su victoria llorando sobre la pista, abrazándose a su hija y con una camiseta en homenaje a Kobe Bryant, no solo tiene en solitario el récord de la Era Open sino que además comparte la marca absoluta con Court.

Djokovic, que mañana será de nuevo número uno de la clasificación de la ATP en lugar de Carlos Alcaraz, doblegó a Medvedev, verdugo del español en semifinales, por 6-3, 7-6(5) y 6-3 en tres horas y 17 minutos.

El de Belgrado logró este registro histórico ‘vengándose’ asimismo de Medvedev, quien le derrotó en la final del Abierto de 2021 y frustró además su intento de ganar los cuatro ‘grand slam’ en un año natural.

Esta es la cuarta corona para Djokovic en diez finales en Flushing Meadows.

Con Rafa Nadal entre algodones y con Roger Federer ya retirado, Djokovic ha cogido carrerilla dentro del debate sobre quién es el mejor del ‘big three’ gracias a un 2023 magnífico en el que ha llegado a las finales de los cuatro ‘grandes’ y que ha terminado con tres títulos: el Abierto de Australia, Roland Garros y ahora el Abierto de Estados Unidos.

Solo Alcaraz, con su inolvidable triunfo en Wimbledon, se interpuso en el camino del serbio para conquistar los cuatro ‘grand slam’ en un mismo año.

PACIENCIA EN EL ARRANQUE…

Advertía cauto Djokovic antes de salir al Arthur Ashe Stadium, atiborrado de estrellas (Nicole Kidman, Leonardo DiCaprio, Charlize Theron, Sting…) y con la cubierta cerrada por el día lluvioso en Nueva York, que Medvedev es “uno de los jugadores mentalmente más duros” del circuito.

El de Moscú venía de dar una lección imperial contra Alcaraz desde el fondo de la pista, pero el serbio aceptó el desafío y planteó un partido rocoso, de peloteos eternos y de puntos cocinados a fuego muy lento.

Djokovic exhibió una paciencia soberbia, sabiendo además que entraba en un terreno donde Medvedev es experto en poner trampas aquí y allá con sus latigazos, y fue madurando poco a poco cada punto sin salirse en ningún momento del guion ni caer en la precipitación.

En cambio, Medvedev, que pareció un muro infranqueable hace solo dos días, entró mal al partido, concedió su primer saque con un juego en blanco (2-0) y en toda la primera manga pareció extrañamente incómodo.

Todo lo contrario reflejó Djokovic, que en ningún momento se relajó y que con mano firme selló el primer set en 48 minutos sin que Medvedev tuviera ni una sola opción de rotura.